Como una fruta abierta un sexo escurre,
sus líquidos agobian la entrepierna,
el aroma que vierten es la eterna
fragancia del deseo que concurre.
Pájaro tacto en vuelo al que recurre
la humedad vaginal como mancuerna,
masturbación del clítoris externa,
del útero después, si un dedo incurre.
Enséñame a tocarlo, dime cómo,
muestra a mi lengua firme ese camino,
quiero saber beber el dulce y fino
sumo, haciendo exhalar un eccehomo.
Quiero reunir mis labios en tus labios.
No habrán de perdurar en ti resabios.
1 comentario:
¡Jesús, María y José!
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