Las dunas, las colinas, la planicie,
el oasis tan fugaz de un pliegue hundido,
la estría dulcificada de un gemido,
los tactos de mi lengua en superficie
de pájaros que agitan. -Sí, acaricie,
muerda, toque, despliégueme un aullido,
interrumpa mi voz y el percudido
hacer de la palabra, que se inicie
la nigromancia, el sexo resurgido
olvidado por tantos en el fuego
de tanto mal decir del reprimido,
yo soy la fantasía del consumido
que ha sabido escuchar su miembro erecto
hablando a voz en cuello lo correcto.
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