lunes, 8 de diciembre de 2008

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Las dunas, las colinas, la planicie,

el oasis tan fugaz de un pliegue hundido,

la estría dulcificada de un gemido,

los tactos de mi lengua en superficie

 

de pájaros que agitan. -Sí, acaricie,

muerda, toque, despliégueme un aullido,

interrumpa mi voz y el percudido

hacer de la palabra, que se inicie

 

la nigromancia, el sexo resurgido

olvidado por tantos en el fuego

de tanto mal decir del reprimido,

 

yo soy la fantasía del consumido

que ha sabido escuchar su miembro erecto

hablando a voz en cuello lo correcto. 

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