jueves, 18 de diciembre de 2008

6

He sentido tu cuerpo con mi cuerpo

fingiendo a veces un placer vivido

o sintiendo un placer que, consentido,

parece fingimiento de algo cierto.

 

Te he mirado ya anclada en un concierto

que diriges a fuerzas de gemido

y te he visto también ahogar un ruido

ocultando tu sexo boquiabierto.

 

Te he penetrado solo y tú, ocultada

has pretendido ver (espectadora)

tu propia brida por pudor anclada,

 

y te he visto surgir arrolladora,

convertida en un mar en cuya entrada

pretendo ser el sol que te evapora.

jueves, 11 de diciembre de 2008

5

Como una fruta abierta un sexo escurre,

sus líquidos agobian la entrepierna,

el aroma que vierten es la eterna

fragancia del deseo que concurre.

 

Pájaro tacto en vuelo al que recurre

la humedad vaginal como mancuerna,

masturbación del clítoris externa,

del útero después, si un dedo incurre.

 

Enséñame a tocarlo, dime cómo,

muestra a mi lengua firme ese camino,

quiero saber beber el dulce y fino

 

sumo, haciendo exhalar un eccehomo.

Quiero reunir mis labios en tus labios.

No habrán de perdurar en ti resabios. 

lunes, 8 de diciembre de 2008

4

Las dunas, las colinas, la planicie,

el oasis tan fugaz de un pliegue hundido,

la estría dulcificada de un gemido,

los tactos de mi lengua en superficie

 

de pájaros que agitan. -Sí, acaricie,

muerda, toque, despliégueme un aullido,

interrumpa mi voz y el percudido

hacer de la palabra, que se inicie

 

la nigromancia, el sexo resurgido

olvidado por tantos en el fuego

de tanto mal decir del reprimido,

 

yo soy la fantasía del consumido

que ha sabido escuchar su miembro erecto

hablando a voz en cuello lo correcto. 

3

Qué difícil es ser tan educado:

“Me permite tocarle los pezones”,

“Podría mirarle un poco los calzones”,

“Me dejaría lamerle el recatado

 

clítoris que asoma su rosado

pulsar entre las piernas”. “Dones

le ha dado a usted natura, las pasiones

me vuelcan a tocarla”. Pero dado

 

que nunca ha resultado ser directo

catorce bofetadas me merezco,

por bajo, barbaján, vulgar y fresco.

 

De regreso al mirar entumecido,

a la erección ocultada del abyecto,

el torpe manosear del desdecido... 

2

Todos los días así. Tendido huerto

que cosecha la voz de su libido

y se encuentra de frente, inadvertido,

con el otro que soy, que es un puberto.

 

Me mido el pulso, me declaro muerto

bebido ya el cianuro. Me he vestido,

me bañé, me quité lo pervertido,

aprendí a dar rodeos sin ser directo,

 

el buenas tardes, el denadagracias,

para ser el decente que ha mirado

las piernas esperando en un descuido

 

poder entrar, situar tras las reacias

telas, un soplo de mis ojos,

poder hacer a un lado los abrojos…

1

Nos instan a la absurda y cotidiana

tarea de reprimir nuestros sentidos

para no estar oliendo los gemidos

que está exudando, amor, nuestra sotana.

 

Nos enseñan a ver, cuerpo, mundana

la silueta que excita y los latidos

que van acompañándome, impelidos

por un calor cercano. De mañana

 

la erección me recuerda una cintura,

la espalda arqueada en un violín que asoma

sus curvas y colinas y figura,

 

los brazos de paloma descansada,

tu culo amada,  de turgente loma,

recuerdo la moral ya destronada.